AUTORRETRATO SIN MÁS
Soy el que pinta.
Soy el que sube y baja escaleras,
El que se cansa y corre
y para y mira
y toca con un dedo las espaldas,
el que echa cupones a una lotería
que no está en venta.
Soy aquel que asoma en la
ventana de los días,
aquel que enfoca o desenfoca,
que respira o transpira,
que expira un poco a cada lienzo
y asume como todo comienzo,
que no hay nada más,
el que apenas sí recaba
un pedazo de metal,
una hojita de papel,
y un poquito de aliento
que conforman su sustento,
para nada o, simplemente,
¿para qué?
ESTOY ESCRIBIENDO AHORA
Estoy escribiendo ahora, lector,
y tú me lees,
pero no sabes cómo soy
ni desde dónde escribo.
Podría hablarte de ella, hombre, mujer,
podría decirte que la anhelo,
que sueño su huella en una de mis almohadas aspirando su olor a sábana.
Escribirlo ahora no me entristece.
Podría decirte incluso que la entiendo,
como si tú y yo nos conociéramos,
como si te importase saber cuánto
desconcierta su mirada mas allá de mi espalda, cómo suena su voz de deshielo,
su cuerpo misceláneo y sus ojos de muralla entrecerrada y larga.
¿Sabías que ríe desde otro continente?
¿qué en ella, todo, es lo ignoto?
Ya lo sé, tú simplemente me lees,
esperando a que yo haga algo,
y no me quejo de que lo hagas, no,
tampoco yo me siento capaz
de hablarte de su compañía,
ni del extraño desasosiego de su ausencia.
Pero escribo, sí, escribo.
Y no sé por qué.
Quizás distraigo las horas
hasta que la vuelva a ver.
Quizás como tú, lector, lectora,
que me acompañas
huyendo también del tiempo.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
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