Te quiero por encima de mis posibilidades desde lo
más profundo de mi crisis. Te quiero con este corazón hipotecado que no conoce
la dación en pago ni me libera de carga alguna. Te quiero sin dueño, sin sueño,
sin existencia clara. Te quiero desde mi piso de habitaciones rellenas de
cuadros y libros, desde las terrazas
abiertas a la vida que no conoces, desde mi hogar con perro. Te quiero desde
las calles, y los gritos y las cargas policiales. Te quiero desde los Eres y
desde la totalidad de los despidos. Te quiero pese a todas las colas del paro y
pese a todos los emigrantes, inmigrantes, pese a las tasas judiciales. Te
quiero pese a la sanidad y educación robadas. Te quiero pese al I+D
inexistente. Te quiero pese a la falta de crédito y pese a la culpa de los
suicidios. Te quiero pese a las carreteras con socavones y pese a la dignidad
desconchada. Te quiero pese al exceso de la burbuja inmobiliaria y al desprecio
impune de los bancos. Te quiero pese al abuso de estos tiempos recortados y grises,
pese a los esfuerzos congelados. Te quiero porque te quiero y porque los
políticos, pese a todo, no pueden mancillarlo. Te quiero desde la totalidad de
los errores que se han sembrado. Te quiero desde mi ignorancia y desde la prima
de riesgo. Te quiero pese al banco europeo y este presente regulado por
decretos. Te quiero desde el vacío de los bolsillos y a pesar de la avaricia de
los avarientos. Te quiero aún sin voz y aún sin saberlo. Te quiero aún
doliente, pese al futuro incierto y porque el fin del mundo no existe. Te
quiero pese al desenfoque de nuestros sueños, pese a tus elecciones, te quiero
pese a los cientos de miles de millones de euros que no veremos Te quiero pese a la totalidad de tus
acreedores y pese a los comedores sociales. Te quiero aunque roben en los
bancos de alimentos y por sobre la totalidad de los desahucios. Te quiero pues
aún así te quiero, porque pese a todo estás viva, vida, y porque sencillamente
yo aún no he muerto.
viernes, 21 de diciembre de 2012
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