El día se asoma desde el borde mismo del límite soportable de la paciencia. La resistencia a la fractura es cada vez menor, y ya paladeo la posibilidad de hartarme y romper mi propio pacto de silencio y contención, quizás todo se deba a la falta de sintonía, de sincronía o a que algunos sólo seamos aquello que define la palabra anacronismo. Aguantaré, me temo, una vez más, principalmente para no salpicarme de sangre.
Si amplío el foco veo que quizás no es suficiente con lo que va de relato de occidente, o quizás sea todo lo que nos distancia o abisma mientras tanto; que no llevemos, entretanto, las mochilas llenas con las mismas piedras. No tengo una respuesta breve ni contundente para esto que planteo.
Solo creo saber que quien no ha escuchado el tema Miles de Miles Davis, no tiene ni idea de cómo suena un alma herida, ni cómo ronronea el rumor acompasado de su corazón, ni la melodía de su aliento. Que quien no ha sabido buscar y disfrutar los cuartetos de cuerda de Shostakovich, no podrá saber cómo suena un bombardeo mientras se viaja en tren. Ni que quien no haya leido El Maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov jamás conocerá si Poncio Pilatos se lavó o no las manos o si hubo algo más con Nah Gozri, tampoco sabrá por qué diablos habla un gato negro de talla humana con tanto sarcasmo.
Puedo afirmar que difícilmente podré entenderme sin cortapisas con quién no se acongoje con el Dulcissime sin igual de Gúndula Janowitz en el Carmina Burana dirigido por Eugen Jochum. Ni siquiera me interesa mas allá de la simple humanidad todo aquél que ni tan siquiera se evada con la genialidad vertida por José Agustín Goytisolo en su poema La noche le es propicia. No voy a molestarme en citar a todos los que pasean por los pasillos expresionistas del Thyssen sin lágrimas en los ojos ni el rubor atesorado en los pómulos. Nada diré de los que no se han extasiado con Las tres gracias de Antonio Canova, tampoco diré por qué por lo tanto.
Hoy no es el día en que olerá a óxido la sangre. No será hoy el día en que exhiba que sé hacer daño. Hoy solo hablo de lo que agoniza, de un foso en medio que nos abisma. Ahí quedo lo que ya ha quedado. Id a su encuentro, quizás así entendáis por qué me siento cuando me siento y siento que me siento como me siento, quedáos ahí, yo ya me levanto, quizás la próxima vez estemos en el mismo bando.