jueves, 14 de abril de 2011

contradictio sine poena


El sentimiento es muy confuso, como si no fuera suficiente con el hecho de que me considere una persona bastante insoportable, al parecer ahora me contenta el hecho de buscar compulsivamente la soledad, hasta allí donde incluso el eco de los propios pasos,- por lo demás, perdidos-, no llega. Tampoco se le espera, he de decir aún es más, que sería reprobado por osar repetir el primer sonido habido, de tan inhóspita e inexplorada aquélla tierra ignota de la que, dejadme volver al principio, al parecer aspiro aspirar.
Si el sentimiento es confuso y, estando como estoy, además, en el segundo párrafo, no puedo abrir la mano ahora y mostrar que es más sencillo de lo que apenas introducía con unos tecleos inciertos y a la sombra de una terraza donde bebo café solo con hielo solo, en el justo arrullo de la primavera con voz de mujer que se multiplica por cada una de las mesas por las que me siento acosado de humanidad. No puede ser sencillo cuando la huida no ha sido planeada y es quizás la palabra desconcierto, o estampida, o desenfreno e incluso hasta la palabra ira la que solapa todo intento de compaginar presente con futuro incierto. Ay. Un párrafo nuevo.
Claro, no todo va a ir cuesta abajo, al final, la trama obtusa de hilos que se entrecruzan y entrelazan con cada uno de los rastros que dejamos en cada una de nuestras relaciones, - no sé si estoy siendo lo suficientemente reiterativo-, y al modo en que desprendemos halos de calor al ralentizar nuestro cuerpo sometido a un frío extremo, supongo, lector, lectora, que también lo habréis visto en ciertos deportistas, incluso ahora me viene a la mente un experimento fotográfico con una bailarina, con una gimnasta o con un Picasso que con la luz de una brasa pintara un minotauro. No.
Apenas a un metro y medio, mucho más cerca de lo recorrido por su sonrisa claro, también por su cuerpo, así, a apenas metro y medio de repente el tiempo alimenta un recuerdo viejo y recupero de golpe todo lo que no tengo de viejo, quizás también, todo aquello que creo que tengo de poeta. No hay caso, pura contraditio sine poena. En fin, Fin.