lunes, 15 de octubre de 2012

S/T


Hundir las manos en la tierra y coleccionar el silencio. Quedarte mirando al vacío. No coger el teléfono, desde luego. Hacerse el sordo. Leer como refugio al medio. Caminar con prisa y decir sólo, adiós, hasta luego. Llevar encendido constantemente el Ipod y las gafas de sol puestas. Tumbarte paralelo a suelo y techo. No confiar en que nada mejore. No depositar tus esperanzas en nadie. No creer en nada que no pueda ser. No querer nada que no se pueda tener. Ser  tu propio refugio. Cultivar hacendoso la soledad. Pintar lo que no será mostrado. Escribir lo que no será leido. Estudiar todo aquello a lo que no se dará uso. Solucionar lo ajeno sin más. Escuchar al otro con ajenidad. No mirar el reloj pues no importa. Rascarse la cabeza. Pensar haciadentrado. Mirar permanentemente al vacío. Quedarse a oscuras. Limpiar tu sitio. Evitar toda interacción. Ser escrupuloso. Ver más que otros y que no tenga sentido. Salir y entrar vagamundo. Estar siempre de paso. No permanecer demasiado tiempo. No querer ir nunca más allá. No tomar decisiones que hipotequen un futuro que no existe. Ser esquivo. Ser críptico. Ser ininteligible. Amar. Amar como sólo ama quien no se pronuncia.  Ver el error ajeno y hacer que no importe.  Llegar a conclusiones que solucionan problemas y dejarlas que se evaporen. Sonreír a la nada. Hablar solo.  Sentir tu propia diferencia como una frontera encadenada a una pared. Disfrazarse de persona. Leer los periódicos y ver siempre la misma noticia. Descubrir lecturas maravillosas que se perderán entre otras tantas. Olvidar. No soñar, sino tener visiones, pesadillas. No poder comunicar el filo preciso de una palabra pese a la verborrea.  Ver el tejido social con la fragilidad de una tela de araña desde nuestra escala. Intentar ser tan preciso que nadie te entienda. No comprender las convenciones. Cultivar saber para recoger olvido. Carecer de convicciones. No posicionarse en ningún bando defectuoso. Asumir que nada merece la pena. Vivir por hacer algo o por no hacer nada. Entrenar la autodefensa. Cerrar los ojos para descansar. Tener ganas de gritar constantemente. Saberse limitado e ínfimo. Estar “por encima” de demasiados y salir perdiendo. Ganar todas las derrotas. Esquivar todos los besos ¿y ahora qué?