Hundir las manos
en la tierra y coleccionar el silencio. Quedarte mirando al vacío. No coger el
teléfono, desde luego. Hacerse el sordo. Leer como refugio al medio. Caminar
con prisa y decir sólo, adiós, hasta luego. Llevar encendido constantemente el
Ipod y las gafas de sol puestas. Tumbarte paralelo a suelo y techo. No confiar
en que nada mejore. No depositar tus esperanzas en nadie. No creer en nada que
no pueda ser. No querer nada que no se pueda tener. Ser tu propio refugio. Cultivar hacendoso la
soledad. Pintar lo que no será mostrado. Escribir lo que no será leido.
Estudiar todo aquello a lo que no se dará uso. Solucionar lo ajeno sin más.
Escuchar al otro con ajenidad. No mirar el reloj pues no importa. Rascarse la
cabeza. Pensar haciadentrado. Mirar permanentemente al vacío. Quedarse a
oscuras. Limpiar tu sitio. Evitar toda interacción. Ser escrupuloso. Ver más
que otros y que no tenga sentido. Salir y entrar vagamundo. Estar siempre de
paso. No permanecer demasiado tiempo. No querer ir nunca más allá. No tomar
decisiones que hipotequen un futuro que no existe. Ser esquivo. Ser críptico.
Ser ininteligible. Amar. Amar como sólo ama quien no se pronuncia. Ver el error ajeno y hacer que no
importe. Llegar a conclusiones que
solucionan problemas y dejarlas que se evaporen. Sonreír a la nada. Hablar
solo. Sentir tu propia diferencia como
una frontera encadenada a una pared. Disfrazarse de persona. Leer los
periódicos y ver siempre la misma noticia. Descubrir lecturas maravillosas que
se perderán entre otras tantas. Olvidar. No soñar, sino tener visiones,
pesadillas. No poder comunicar el filo preciso de una palabra pese a la
verborrea. Ver el tejido social con la
fragilidad de una tela de araña desde nuestra escala. Intentar ser tan preciso
que nadie te entienda. No comprender las convenciones. Cultivar saber para
recoger olvido. Carecer de convicciones. No posicionarse en ningún bando
defectuoso. Asumir que nada merece la pena. Vivir por hacer algo o por no hacer
nada. Entrenar la autodefensa. Cerrar los ojos para descansar. Tener ganas de
gritar constantemente. Saberse limitado e ínfimo. Estar “por encima” de
demasiados y salir perdiendo. Ganar todas las derrotas. Esquivar todos los
besos ¿y ahora qué?
lunes, 15 de octubre de 2012
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