De alguna manera el amor, mi amor. Recorrer
kilómetros más allá de la deriva de lo cotidiano, atravesar la geografía
abrasada con la emoción tremolando y demasiadas preguntas que mi voz no formula.
Es el azul el que reposa en todas la sombras. Mirarte a los ojos y también de
soslayo. Encontrar en la mirada la lectura occidental de un cuadro. Quizás tu
sonrisa de satisfacción, tu emoción húmeda viendo una película tan maravillosa
y tan triste. Amanecer y creerte despierta, sentir la luz poderosa que con
nosotros remolonea apenas acompañada por el vuelo afanoso de la urraca. Es el
campo ante nosotros el que enmarca la frontera, amor, pues tras nuestro cuarto
no hay nada. El horizonte, allí donde el árbol sale de un dibujo, esconde
monstruos solitarios y escribe la palabra finisterrae.
Queda un mes para que deje de escribir como escribo. Mientras tanto, decirte
Hola es dotarlo de un nuevo significado. De alguna manera incierta y
prominente. De alguna manera asomando. Compartir las horas más allá de las
caricias o de los abrazos, de los comentarios jocosos en un hilo de textos,
compartir trabajo y silencio, también música. Cocinar y temerte como cocinera
aún a pesar de mi consentimiento. Reír a carcajada batiente. Burlar así el
presente a través de todos los tiempos. De alguna manera, amor, tan insistente
en todo lo latente, en lo que palpita, en lo que se reconoce, en lo que se
ansía y escucha, en lo que no se corrompe ni muda. Dormir entonces cogidos de
la mano o en contacto, para no desorientar el sueño vivo, quizás por tan así,
por tan callando, quizás por todo lo breve, el olor colgando, el futuro en
blanco, los pasos que aún no han recorrido ningún itinerario. Quedar abierto
todo lo pendiente, siempre mucho por hacer en la balanza, recabar el sí de cada
día y añorar todo lo que no se alcanza. Es el amor, amor, sí, que se aferra. Es
lo que es, ya lo sabes. Eres tú y también soy yo pequeña, tan nosotros de
alguna manera.
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