La religión no es una ciencia. Es absurdo y
tendencioso afirmar que sí lo es, induce a error, engaña al conocimiento y a la
razón, lo siento. Es una barbaridad tan grande como hablar de Humanismo
Cristiano. Pueden echárseme encima. Para Sócrates era la ignorancia lo que
volvía pecadores a los hombres. Para él, el Conocimiento era sinónimo de
Virtud, en tanto que era la Ignorancia la que promovía el Mal. Si aún no lo
habéis intuido, es una postura ética absolutamente opuesta a la cristiana,
sabed que desde la Grecia clásica se sabe que la Ciencia nos libera del terror
de los Dioses. Que es gracias a Galeno, a Diofanto, a Ctesibio, a Euclides, a
Hiparco, a Aristarco, a Eratóstenes, a Ptolomeo, a Sosígenes, a Herón, a
Apolonio, a Arquímedes, a Antístenes, a Diógenes, a Epiménides, a Epicuro, a
Lucrecio, a Séneca, a Epicteto, a todos aquellos anteriores al oportunismo de
Filón de Alejandría o de Orígenes o de Plotino, o de los Neoplatónicos, y de todos
aquellos que evitaron, con San Pablo a la cabeza, que el cristianismo como una
secta judía más de la época se extinguiera sin más al combinarlo, precisamente,
con la filosofía griega. Aunque lamentablemente, a diferencia de la Filosofía,
del amor al conocimiento, a las preguntas y respuestas sempiternas de la razón,
se le impusiera la religión, que lo “respondía” todo con la palabra Dios. Es
sabido que tras absorber los conceptos del Neoplatonismo y del pobre Plotino,
la pobre y mortal oscuridad medieval hizo dominar al cristianismo hasta el Renacimiento.
Busquen a Justiniano en el año 525 y su
decisión de cerrar las escuelas de Filosofía que quedaban, encuentren pues el
término Oscurantismo. Muerto el libre pensamiento, éste sólo se aproximaba si
era un libre pensamiento cristiano. Deben
saber que fue con Hipatia de Alejandría con quien se supone que murió el libre
pensamiento científico y que este luctuoso hecho dio alas al dogma
cristiano, imponiéndose definitivamente a la civilización grecorromana. La
religión no es una ciencia. No vean un ataque a lo privado, pues hablo de lo público.
Defiendo vuestra opción privada, pero también mi espacio en lo público. Esto no
es un ataque, es sólo un ejercicio de memoria, de conocimiento común sin
aspavientos.
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