La
hija de un Rey roba y miente cuando le ha venido todo dado desde siempre. Los
políticos dicen no saber o “esto no es lo que parece” al ser pillados in fraganti y con las manos en la masa.
Nadie se hace responsable ni exige responsabilidades , todos ellos salen
impunes. Un presidente del Gobierno comparece a través de una pantalla de
plasma. La gente pasa hambre y se suicida.
Los imputados del gobierno presionan y obtienen el juez de su agrado. La
Fiscalía Anticorrupción se olvida de que trabaja para el bien público y se ha
convertido en la Oficina del Defensor acérrimo del Gobierno. La independencia
del poder judicial es un mito o una burla, pues no lo sé. A un Rey le molesta
que su hija esté imputada, no lo que ella haya hecho. Algunos ciudadanos se
autoorganizan y obtienen más réditos y méritos que los partidos políticos y que
los sindicatos, lo que me lleva a preguntarme para qué sirven, máxime cuando se
sostienen con nuestros impuestos. El mundo al revés es hoy, en estos días en
que Kafka sería un escritor costumbrista. No puedo hablar del amor ni de sus
arrobos, sino del deshonor y de los morosos en un país imaginario que alcanza
cotas de inimaginable. Hoy no sé lo que quiero. Lo siento.
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