No. No nos engañan y no nos manipulan. No nos
desahucian y desde luego no blindan a los bancos contra nosotros. La ley por
supuesto se impone abrazando a las
personas protectoramente. Los jueces, colectivo independiente, vigilan
aguzadamente al poder legislativo e impiden el saqueo a la dignidad de las
personas actuando de oficio sin contemplaciones y ciertamente ciegos. Ni por
asomo existe la mentira y el cinismo, la palabra dada es una condena de vida y
quien dice hará sencillamente hace. Por suerte ningún político ha amasado
ninguna fortuna. Nadie malversa, ni roba, ni atenta contra el bien común, nadie
necesita ser indultado. Es tal el honor, la dignidad, la ética, la moral, que
es impensable que pueda darse la corrupción en el seno de ningún partido
político ni de ningún ámbito social. Es aún más impensable que nadie encubra a quién actúa sólo en su propio
beneficio injustamente y a costa de los demás. La gestión de lo público tiene
como huella la ausencia prácticamente de paro. Los emprendedores quieren pagar
cada vez más impuestos para devolver todo el apoyo disfrutado, quieren allanar
el camino a los que empiezan desde cero. Son los deportistas de élite los que
han regresado de sus retiros fiscales paradisíacos para vaciarse los bolsillos
y ayudar así a las bases generando las mejores instalaciones e infraestructuras
deportivas. Exportamos ciencia y nuevas tecnologías, somos el número uno en
patentes médicas. La prensa ha vuelto a ser independiente, gracias a Dios. Es
precisamente la Conferencia Episcopal
quien ha empezado a vender bienes para que nadie pase hambre, son los obispos
los que se han rebelado contra la idea de que pueda haber sufrimiento en
cualquier familia y no toleran, faltaba más, el engaño ni la manipulación, no
absuelven ya a quién solo dice arrepentirse de palabra, sin más. La mentira ha
desaparecido de España y la picaresca es sólo una curiosidad del siglo de oro.
Los delincuentes pierden la nacionalidad al ser apresados y han de abandonar
las fronteras de Europa. El salario mínimo se ha triplicado y nadie ha vuelto a
echar un candado. Ninguna puerta está cerrada hoy. Los niños han sido
declarados patrimonio nacional. Joder, vaya golpe me he dado.
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Lo que ves después del golpe es mucho màs coherente que lo que veo, que no tiene ni pies ni cabeza. Voy a darme un golpe yo también... a lo mejor estoy soñando y todo lo que ves después del golpe es la realidad y lo que vemos sólo una pesadilla... sería la prueba de que el mundo aún no ha perdido la cordura (si es que alguna vez la tuvo)
ResponderEliminarAntes de acabarlo me había dado ya la risa, lo que prueba en qué mundo tan triste nos hallamos.
ResponderEliminarUna reflexión genial, como siempre.