Platón decía que sólo los muertos ven el final de una guerra. Os traslado que estoy proyectando una intervención para abrir el debate sobre la cruz de los caídos de Cáceres. Lo hago por una sencilla razón: si sólo los muertos ven el final de una guerra, creo que es claro y me parece un hecho constatado, materializado en la piedra, que esa cruz no es sino el recuerdo de algo que aún está vigente. De ahí que yo proponga que desaparezca de su actual emplazamiento con mi intervención. No quiero que desaparezca con ningún ánimo espúreo, lo único que quiero sugerir es que sea desplazada a un sitio más adecuado como quizás sea el cementerio de Cáceres. Entiendo que es más adecuado por una sencilla razón: porque en el cementerio de Cáceres descansan todos los muertos por igual y porque ahí efectivamente se constata que la muerte nos iguala a todos. Entiendo que no hay unos muertos mejores que otros, que no debe haber muertos que deban ser honrados de manera diferente, porque cualquier muerte es suficientemente importante para el hombre como para que se exija, o se deba exigir que ésta no pueda ser manipulada, tergiversada, que no pueda ser hecho tendenciosamente el discurso de que hay muertes que están justificadas o que es mejor no traer a la memoria y que, por otro lado hay otras muertes que son una gran lástima que merece la pena honrar con un monumento, cuya sombra no cobija el presente. No es buena la muerte de nadie, no es buena entonces la muerte de ningún español, que es la muerte que se celebra de una manera tan extraña, hoy tan inapropiadamente, al ser un símbolo de un régimen anticonstitucional y que oprimió y mató por igual. La historia escribe, no solo con renglones torcidos, sino en distintos sentidos en función del interés que se quiera sacar a ese momento, es sabido. Decía antes que no hay ningún español cuya muerte deba celebrarse ni sea buena. No hay ningún sólo extremeño cuya muerte sea mejor que la de otro o sea peor que la de otra persona. No hay ningún pacense ni ningún cacereño que muriendo mejore o empeore. Tampoco debe haber ningún ciudadano, ningún vecino que al morir merezca una cruz de los caídos que celebre su muerte. La muerte no es un motivo de celebración. Si no hay ningún vecino que deba morir con alegría ni con tristeza tampoco hay un amigo, tampoco hay un hermano, y tampoco hay ni debe haber un hijo. No me parece apropiado que se mantenga ese símbolo en una ciudad que aspira a la modernidad como lo hace Cáceres. Si me van a contestar, aduciendo, arguyendo que es un bien que per se, tiene o connota, refleja, un valor histórico por recoger un segmento de la historia de España, no puedo sino recomendar que se le dedique la atención suficiente y que se ponga en claro qué representa, qué significa, a quién ampara, a quien protege o sencillamente de quién habla esa cruz. Debería ser puesto en un sitio donde la gente pueda identificar que acude allí, que acude a esa imagen, que va a poder verla entendiendo lo que está haciendo y comprendiendo todas las circunstancias que potenciaron la creación de ese símbolo, a modo de un museo, de un centro de interpretación, si es que es esa la respuesta que se me puede dar por los que tienen miedo a que desaparezca, pues en ningún caso va a desaparecer, en todo caso será trasladada. Lo que me pregunto ahora es si ellos creen que lo que va a desaparecer es ese cariz pretendidamente predominante en la historia, ese hecho cierto que hace que la historia lamentablemente la escriban los que vencen. A día de hoy esa victoria no es tal, con lo cual no tendría sentido que se mantuviera. Ahora hay además una aconfesionalidad constitucional, ahora hay un consenso que exige que todo sea revisado, no se puede dar por bueno lo que no ampara la totalidad, y ya que es quién debe decidir lo que se quiere que esté dentro de su amparo, es por eso que yo, por mi parte y de mi parte, propongo esto que digo. Ahora ayúdenme o disientan, os oigo, estoy aquí: http://www.formspring.me/CASALONTANA
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